Pregunta: ¿Es todo lo que pasa en mi vida pre-arreglado por Dios? ¿Es el futuro pre-determinado? Si es así, ¿dónde está mi libre albedrío? ¿Dios guía mi vida o seré yo plenamente responsable de lo que hago?
Respuesta:
Esto es lo que podríamos llamar una pregunta complicada. Y parece ser una pregunta que se propone más frecuentemente en el contexto de la filosofía occidental. Por ejemplo, Shrii Shrii Anandamurti –el gurú de Ananda Marga– rara vez se refirió al tema en sus miles de discursos formales y conversaciones informales.
En un sentido muy directo, por supuesto, sí tenemos libre albedrío, es decir, la capacidad de decidir y llevar a cabo nuestras propias acciones. Hay ciertas funciones corporales, como el latir del corazón y el flujo de sangre en nuestro cuerpo, que normalmente no están bajo nuestro mando consciente, pero cuando se trata de elegir, por ejemplo, cual ropa vamos a llevar, entonces corresponde a nosotros decidir qué vamos a hacer.
Durante todo el día seguimos tomando varias decisiones sobre qué hacer y qué no hacer. Así que parece que efectivamente tenemos el libre albedrío. Pero cuando miramos nuestra situación desde una perspectiva cósmica entonces la cuestión se vuelve más complicada.
Los yoghis (y otras personas espirituales o religiosas) dicen que Dios es omnisciente. Dios conoce el pasado, el presente y el futuro. Él sabe lo que vas a hacer y lo que te va a pasar. Si eso es cierto, entonces ¿cuanto libre albedrío tenemos realmente?
Para encontrar la respuesta a esa pregunta, volvamos a la simple tarea de seleccionar la ropa que vamos a usar. Tu selección de ropa en primer lugar depende de tus gustos y disgustos, que a su vez se basa en el impulso psíquico (conocido en la filosofía del yoga como tu colección de samskaras, o menos precisamente puesto, el karma). Es decir, las diversas acciones que hiciste en el pasado, las diferentes experiencias que tuviste en el pasado, forman y guían lo que vas a hacer hoy y mañana.
Si alguna vez has estado en un apuro complicado y tomaste una decisión que resultó ser “malo”, entonces probablemente deseas que hubieras actuado de manera diferente. Sí, te correspondió a ti decidir qué hacer y tenías el “libre albedrío” para elegir una alternativa, pero no lo hiciste. Hiciste lo que hiciste porque de tus samskaras (el impulso psíquico basado en tus acciones pasadas).
Una gran mente–la Mente Cósmica–con el poder de conocer tus acciones pasadas, fácilmente podría predecir lo que harías en el momento crucial de la elección. Y mirando hacia atrás a ese momento, aunque es posible que desees que hubieras elegido de manera diferente, tu experiencia hasta ese punto te guió para hacer la única opción que pudiste en ese instante.
Así que, aunque en un sentido realmente tenemos el libre albedrío, al mismo tiempo es limitado, no absoluto. Es como una cometa – puede volar donde quiera que le gusta, pero sólo dentro de ciertos límites ya que la cuerda siempre restringe su movimiento en general.
Los animales y las plantas tienen su propia libertad, dentro de los límites de su instinto, lo que en efecto significa que se rigen por la Voluntad Cósmica porque es la Voluntad Cósmica que determina el instinto.
Los seres humanos tienen a su vez su propia libertad, dentro de los límites del intelecto, y esta libertad (que llamamos libre albedrío) también tiene sus límites porque el intelecto y sus procesos de desarrollo y operación también son determinadas en última instancia por la Voluntad Cósmica.
En resumen, desde nuestra perspectiva individual, en efecto tenemos libre albedrío. Pero mirándolo desde la perspectiva cósmica nos encontramos con que el libre albedrío es limitada – que sólo opera dentro de ciertos límites o perímetros.
Pero eso no quiere decir que no tenemos que asumir la responsabilidad de nuestras propias acciones. Siempre debemos tratar de hacer lo mejor que podemos de acuerdo con nuestra propia capacidad individual. Si hacemos algo que inhiba el progreso físico, mental o espiritual de nosotros mismos o de otros, entonces sufriremos las consecuencias. Si hacemos algo que mejore el progreso físico, mental o espiritual de nosotros mismos o de otros, entonces disfrutaremos de un futuro mejor.